Pasear

Salgo, me pongo la música, hincho los pulmones de aire puro y empiezo a andar.
Andar, andar, andar, como si no hubiese fin, como si pudiese dejar atrás todas las preocupaciones:
Él no cenará conmigo hoy.
Ella sigue en el hospital.
Ellos no me hacen caso.
Los otros no me escuchan.

Voy andando y andando hasta que el aire hace que los auriculares se me caigan de las orejas y me obliga a levantar la cara, y ahí está. La vida. Mi vida.
Estoy viva, miro a mi alrededor, el cielo azul, el sol poniéndose, los campos inundados de agua que relucen, el aire que hincha mi chaqueta y da sensación de volar.
Qué día tan hermoso.

Mañana será otro día, quizás, quizás más bello que este.

Hoy, Viernes.

Me he levantado pronto hoy.

A mi vecino le ha dado por pegar martillazos a las 7h de la mañana y anoche me acosté tarde... No podía dormir, las cosas en casa no van muy bien. Estoy exhausta. Me tomé un vaso de leche con galletas, dos valerianas, me acosté y me puse a pensar:

Pensé que estoy durmiendo bajo un techo.

También que tengo una familia y una pareja estupenda.

Amigos buenos y una mascota ¡Sí! Al fin tengo un gato.

Así que, solo me falto agradecer esas cosas a ese dios que no se quién es ni qué nombre tiene y, finalmente, me dormí. Mi cama es tan mullida... Pero, ¡Mierda! ¿Quién da martillazos a las siete de la mañana?

Pero ha valido la pena porque me he despertado y he visto el paisaje de arriba.... he olido el aire puro, he sentido el frescor de la hierba y el sonido de los pajaros  .... jajajaja, no, que va, en realidad he visto muchos edificios y una casa hecha un desastre, además de tareas que piden atención.  Pero soy feliz. 

Voy a comer, me ruge el estómago.